Ningún estudio había relatado hasta ahora los efectos que la orientación del niño en el carrito puede tener en la interacción padres/hijos y en su nivel de estrés. Ha sido gracias a un equipo de investigadores de la Universidad de Dundee, en Escocia, quienes han publicado un estudio el pasado mes de noviembre. Este estudio muestra que los niños que son llevados mirando de cara a la marcha pueden sentirse emocionalmente aislados y estar sujetos a un empobrecimiento del lenguaje.
La investigación, llevada a cabo por la especialista en psicología del desarrllo Dr. M. Suzanne Zeedyk, en estrecha colaboración con la National Literacy Trust*, se centró en el impacto que tiene la orientación del niño en el carrito sobre la relación padre/hijo. El proyecto se basó en dos estudios. El primero, a escala nacional, que reagrupó a más de 2000 observaciones de “parejas” padre/hijo, las cuales sistemáticamente documentaron las interacciones sociales ocurridas en familias durante el período de tiempo que estaban usando un carrito.
El segundo estudio experimental, a pequeña escala, se concentró en las interacciones hayadas entre 20 parejas madre/recién nacido basándose en los indicadores de estrés del niño, como el aumento del ritmo cardíaco, durante las dos diferentes orientaciones en el carrito. La investigación ha demostrado que los modelos de carritos más populares, con el bebé mirando en el sentido de la marcha, pueden ralentizar el desarrollo del niño. Los niños que son llevados de esta forma son susceptibles de hablar, reir e interactuar con sus padres menos que aquellos que son llevados mirando de cara a los padres.
“Las neurociencias nos han ayudado a apreciar la importancia que las interacciones sociales tienen durante los primeros años sobre el desarrollo cerebral de los niños. Si los bebés permanecen durante largos períodos de tiempo en un carrito que reduce su capacidad de comunicarse fácilmente con sus padres, este puede trabar su desarrollo, sobre todo en aquellas edades en las que el desarrollo del cerebro es especialmente importante“, explica Dr. Zeedyk.
“Nuestro estudio experimental ha mostrado que es suficiente con darle la vuelta al carrito para que la tasa de palabras dirigidas por los padres a su hijo se incremente al doble”. Fué también verdaderamente sorprendente el tan alto porcentaje de bebés que dormían mientras iban de cara a los padres en el carrito (52% frente solamente al 27% mirando de cara a la marcha). Es elocuente pensar que los bebés que se duermen más fácilmente es porque se sienten más relajados y seguros”.
“Todos estos datos muestran que para numerosos bebés de hoy en día, la vida en un carrito es sinónimo de empobrecimiento emocional y de aumento de las hormonas del estrés. Así pues, los bebés estresados se convertirán en adultos preocupados.”
Cuando vemos que sólo un bebé en el grupo de los 20 analizados se reía mientras iba de cara a la marcha, frente a la mitad de los que iban de cara a los padres, nos damos cuenta de la influencia que ejerce la orientación del bebé en su desarrollo físico y salud psíquica.
Este estudio pone a disposición de los padres, datos e información objetiva con el fin de que puedan elegir como llevar a sus hijos con total conocimiento de causa.
Puede encontrar el estudio completo en http://www.literacytrust.org.uk/talktoyourbaby/Buggy_research.pdf
Autora: Présence Bouvier (Managing Editor) Traduccíon: Sandra Martínez Martín
* La caridad independiente National Literacy Trust ha publicado los resultados de este estudio como parte de su primera campaña Talk To Your Baby (Hable con su bebé).